viernes, 12 de septiembre de 2014

El Románico en España

En España el Románico alcanzó un importante desarrollo que estuvo motivado, en gran medida, por el Camino de Santiago, una de las vías de peregrinación más importantes del Medievo. A través de él se produjo la penetración de los modelos franceses, facilitándose de esta manera la creación y difusión de las formas artísticas. A esto hay que sumar la presencia musulmana en España por espacio de poco menos de mil años, lo que enriqueció las obras realizadas en el Norte con las influencias del arte islámico. Existen algunas personalidades decisivas en el Románico español como el abad Oliba, promotor de gran parte de las edificaciones catalanas del siglo XI, reyes como Sancho III o Fernando I y su esposa, doña Sancha, el arzobispo Gelmírez, el obispo Diego Peláez o el maestro Mateo, que contribuyeron a hacer de nuestro Románico uno de los más ricos e interesantes de toda Europa.

 
Codex Calixtinus. Catedral de Santiago de Compostela


1. EL ARTE ROMÁNICO EN ESPAÑA

Como ya hemos visto al hablar del Románico en otros países europeos, en España su desarrollo va a ir ligado también a los fenómenos de renovación religiosa e intelectual que tienen lugar dentro de un marco histórico y social concreto, como lo es el de España durante los siglos XI y XII. Esto hace que, a la hora de enfrentarnos al Románico español, debamos tener en cuenta una serie de aspectos que hacen que el panorama histórico de este país sea bien diferente al del resto de los países europeos. Por aquel entonces la península Ibérica era un territorio políticamente fraccionado por la presencia musulmana. El sur estaba ocupado por los musulmanes quienes, precisamente ahora, veían cómo se derribaba su poder en Córdoba dando lugar a la aparición de los reinos de taifas y debilitándose, de esta manera, frente al poder cristiano, lo cual permitía el avance de la Reconquista y, con ella, la recuperación de los territorios perdidos con la penetración musulmana en el año 711. En cualquier caso, la presencia islámica es un valioso aporte cultural que enriquece y concede una mayor personalidad a las manifestaciones artísticas del Románico español.

Interior del brazo sur del crucero de San Isidoro. León

El Camino de Santiago es uno de los tres destinos esenciales en la peregrinación medieval y fue, además, una importante vía para la llegada de formas artísticas procedentes de otros países. De otro modo, sería difícil explicar la fuerte presencia de los elementos lombardos en la arquitectura catalana del siglo XI, el empleo del modelo de edificio de peregrinación en Santiago de Compostela, un esquema genuinamente francés, las nuevas técnicas artísticas o los nuevos valores estéticos.

El Románico se extiende por la mitad norte de la península, puesto que el sur está ocupado por los musulmanes, y de este a oeste, desde Cataluña a lo largo del Camino de Santiago.


2. LA ARQUITECTURA ROMÁNICA ESPAÑOLA

Antes de iniciar el análisis de la arquitectura románica de las diferentes zonas geográficas, debemos señalar que es posible hablar de tres momentos cronológicos en este arte:
  • ·    Primer Románico o Románico catalán (desde fines del siglo X hasta la mitad del siglo XI). Es muy importante en esta etapa la influencia carolingia y lombarda. Los edificios están desprovistos de decoración.

  • ·         Románico puro o cluniacense (segunda mitad del siglo XI). A esta etapa pertenecen la mayor parte de las iglesias del Camino de Santiago.

  • ·      Época de difusión del Románico (siglo XII). El Románico se extiende por la mitad norte de la península Ibérica.


2.1. Cataluña

En el siglo X, Cataluña tiene una situación bien diferente a la del resto de los reinos cristianos y va a desempeñar un papel fundamental como intermediaria entre lo cristiano y lo islámico. Además, había pertenecido a la Marca Hispánica de Carlomagno a mediados del siglo IX, lo cual no pasará inadvertido en su arquitectura, ya que el arte carolingio está presente en gran medida en el Románico catalán.

Los rasgos comunes de la arquitectura en Cataluña en este período son los siguientes:

  • ·         El uso de aparejo rústico de sillares irregulares.
  • ·         El elemento sustentante fundamental es el pilar cuadrado.
  • ·        Arcos sencillos de medio punto.
  • ·        Utilización de cubiertas de madera para las naves y de piedra para el ábside, aunque a mediados del siglo XI se extiende el uso de las cubiertas pétreas para todo el edificio.
  • ·         El peso que la arquitectura lombarda ejerce se deja sentir en el uso de arquillos y fajas lombardas.

San Pere de Roda es uno de los ejemplos más significativos del siglo XI. Posee tres naves y transepto marcado en planta. Se cubre con bóveda de cañón que se sustenta con un sistema bastante curioso de columnas sobrepuestas, elevadas sobre un podio. Bajo la cabecera, del mismo modo que va a suceder en otras obras de la zona, se ubica la cripta. La influencia califal deja su impronta en las decoraciones epigráficas de tipo cúfico o en los elementos florales, también de inspiración musulmana.

Interior de San Pere de Roda. Girona

San Martín de Canigó repite el esquema de cripta bajo la cabecera. El monasterio de Ripoll fue mandado construir por el abad Oliba, gran promotor de la arquitectura en el Románico catalán, que entraría como monje en el monasterio y terminaría siendo abad del mismo. En él encontramos elementos de influencia lombarda como los arquillos y las bandas que recorren el exterior de sus muros. El monasterio de Ripoll fue profundamente restaurado, quizás de un modo excesivo, por Elías Rogent en el siglo XIX.
San Vicente de Cardona, junto con Santa María y San Clemente de Tahull, son obras de decidida influencia lombarda y magníficamente situadas en medio del paisaje; estas últimas son especialmente interesantes por los frescos con que se decoran los ábsides.

Vista del ábside de San Vicente de Cardona. Barcelona


Ábside de la iglesia de San Clemente de Tahull. Lleida

En el siglo XII se construye la Seo de Urgell, en la que, aunque con menos vigor, persiste la influencia lombarda; los claustros de San Pedro de Galligans, San Cugat del Vallés y la Catedral de Girona, que será profundamente modificada durante el Gótico.

A finales del siglo XII y principios del XIII destacan edificios de transición al Gótico como la Catedral de Lleida y la de Tarragona. En la Catedral de Lleida se conserva una portada románica con elegante decoración vegetal y geométrica.


Arquillos y bandas o fajas lombardas
Pequeñas arcuaciones unidas mediante bandas que sobresalen levemente del muro con carácter puramente decorativo. Son muy característicos de los edificios de Lombardía, en el norte de Italia, por ello reciben este nombre. Algunos ejemplos del empleo de estos elementos es posible encontrarlos en edificios como el Mausoleo de Gala Placidia y en España, en San Clemente de Tahull.


San Vicente de Cardona
Posee una cripta que recuerda a las que aparecían en el arte carolingio. Es posible que, además de para albergar las reliquias, sirviese para celebrar un tipo de liturgia muy concreto del que no tenemos demasiadas noticias.


2.2. Aragón y Navarra

El rey Sancho el Mayor (1004-1035) se coronó con la titulación leonesa de imperator gracias a sus hábiles pactos políticos y militares, iniciando un brillantísimo período artístico que implicaba, no sólo la construcción de edificios religiosos, sino también civiles, como algunas fortificaciones.

En el siglo XI ya tenemos noticias sobre el monasterio de Leyre, al que el rey Sancho concedió una gran importancia. En él aparece una cripta sustentada por gruesos pilares con capiteles de decoración vegetal fuertemente geometrizada. El castillo de Loarre (Huesca), además de su función defensiva, tenía una pequeña capilla abovedada con ábside semicircular. El esquema defensivo de esta estructura demostraba el conocimiento de las fortificaciones islámicas que se explica por la proximidad de Zaragoza, uno de los reinos de taifas más importantes. San Juan de la Peña es uno de los ejemplos más bellos de la perfecta simbiosis que se puede alcanzar la unión de arquitectura y naturaleza. Para terminar este apartado, nos referimos a la Catedral de Jaca, influyente a lo largo de todo el Camino de Santiago y decorada en el ábside con ajedrezados cuyo uso se generalizará y tomará la denominación de taqueado jaqués. Este edificio guarda un importante parecido con la iglesia de San Martín de Frómista, en Palencia. Al igual que ha sucedido con muchos edificios medievales, las restauraciones han modificado excesivamente la estructura originaria de este edificio. La Catedral de Jaca consta de tres naves separadas por pilares cruciformes y columnas alternadas. Tiene tres ábsides semicirculares y en el crucero se coloca una cúpula sobre trompas reforzada por nervios entrecruzados en el centro.  

Cripta de la iglesia del monasterio de Leyre. Navarra


2.3. Castilla y León

La Castilla histórica llegó a su mayoría de edad con la difusión del Románico. De la primera generación de edificios de este período, o bien no los conservamos, o bien quedan tan sólo algunos restos como es el caso de Arlanza. En cambio, de lo que podríamos denominar segunda generación sí tenemos abundantes ejemplos que exponen muy bien las características del Románico de esta tierra.

León posee uno de los ejemplos más interesantes de todo el Románico: la Colegiata de San Isidoro, construida sobre un primitivo edificio que estaba bajo la advocación de san Juan Bautista y san Pelayo. En torno a 1060, la reina doña Sancha, esposa de Fernando I, amplió la parte de los pies construyendo un pórtico que más tarde se convertirá en el Panteón de los Reyes, decorado con magníficas pinturas al fresco que han merecido la denominación por parte de algunos expertos de “Capilla Sixtina del Románico”. La hija de doña Sancha, doña Urraca, a finales del siglo XI manda construir un edificio de tres naves con crucero en el cual encontramos unos arcos polilobulados de obvia procedencia islámica.

Exterior de la Colegiata de San Isidoro. León

San Martín de Frómista, en Palencia, se construye en el año 1065 por orden de la reina doña Mayor de Navarra, asumiéndose en él las influencias de la Catedral de Jaca. A los pies de la iglesia de tres naves con crucero no marcado en planta y cimborrio, encontramos dos torrecillas circulares que algunos autores consideran una reminiscencia del westwerk carolingio. Este edificio también ha sido excesivamente restaurado.

San Martín de Frómista. Palencia

Uno de los conjuntos más homogéneos y abundantes de construcciones es el que se conserva en Segovia, en donde la mayor parte de las iglesias tienen un pórtico orientado al sur de sencillas arquerías sobre columnas pareadas cuya finalidad no acaba de concretarse entre el sentido funerario o el de lugar de reunión y cobijo del frío clima castellano. Las más interesantes son San Esteban y San Juan de los Caballeros.

San Esteban. Segovia

Para finalizar este recorrido por la arquitectura románica castellano-leonesa del siglo XII citaremos edificios como San Vicente en Ávila, que tiene ya muchos elementos góticos, y San Juan de Duero (Soria), con un pórtico de arcos de herradura entrecruzados de evidente influencia islámica.


El Panteón de San Isidoro o de los Reyes
A los pies de la iglesia se construyó un recinto destinado a Panteón Real. En él se recogió la función del viejo enterramiento regio y la tradición que, desde antaño, habían puesto en uso los reyes ovetenses.
Etelvina Fernández 


2.4. Santiago de Compostela

La catedral de esta ciudad inicia su construcción en el año 1075 y finaliza en 1130, aunque en 1105 ya fue consagrada por el obispo Gelmírez. Se tiene constancia de que en ella trabajaron los maestros Roberto, Bernardo y Esteban. Antes de construirse el edificio románico, existía otro prerrománico edificado por Alfonso II el Casto en el lugar donde unas luminarias señalaron que se encontraban los restos del apóstol Santiago, lugar que pasó a denominarse campus stellae (campo de estrellas).

Santiago da pie para explicar una tipología que veníamos anunciando desde el románico francés: la iglesia de peregrinación. Son edificios de tres naves, en que las laterales se prolongan por detrás del presbiterio hasta unirse creando la girola o deambulatorio, que permitía a los peregrinos transitar el edificio sin interrumpir el culto que se desarrollaba en el altar principal. En la cabecera aparecían pequeñas capillas radiales, llamadas absidiolos, donde se podían celebrar otras liturgias, al mismo tiempo que en el altar principal. Además, tenían un crucero sobresaliente en planta que solía estar dividido en tres naves. En altura aparece, como una evolución del matroneum de las iglesias paleocristianas, la tribuna. En definitiva, es un templo diseñado y creado para recibir a las ingentes masas de peregrinos. La Catedral de Santiago de Compostela tiene tres naves cortadas perpendicularmente por un crucero de idéntico número de naves. En la girola aparecen cinco absidiolos y otros dos en cada uno de los brazos del crucero. La nave central se cubre con bóveda de cañón con arcos fajones y las laterales con bóveda de arista. Para separar la nave central de las laterales aparecen arcos de medio punto peraltados y doblados sobre pilares cruciformes. En el crucero sobresale un cimborrio que se hizo en el siglo XV para sustituir al románico. En altura destaca la tribuna que se abre a la nave central con ventanas geminadas.

Interior de la Catedral de Santiago de Compostela.

Una de las fuentes documentales más importantes que existen para conocer este singular edificio es el Codex Calixtinus, atribuido a Aimeric Picaud, que nos informa de que el edificio ha sufrido algunas modificaciones en la parte de los pies, como han confirmado los estudios de Conant que señalan que allí debió de haber una estructura torreada.

Codex Calixtinus. Catedral de Santiago de Compostela


2.5. Las catedrales de Toro, Salamanca y Plasencia y los edificios de planta central

Las Catedrales de Toro (1240), Plasencia, Salamanca y Zamora (1274) están ligadas entre sí por la presencia del cimborrio, un tanto exótico, del que podemos aportar las siguientes características:

·         Las cúpulas arrancan de unas pechinas en las que se inserta el tambor.
·         En el tambor se abren ventanas que permiten la penetración de la luz.
·         La bóveda es semiesférica, gallonada y nervada.
·         En el exterior tiene torrecillas cilíndricas.
·         Están recubiertos de escamas pétreas en todos los casos, excepto en Toro.
·         Son obras de una gran belleza plástica y su origen podría estar en algunas construcciones de la región francesa del Poitou o en la arquitectura bizantina.

Cimborrio de la Catedral Vieja de Salamanca

Además de estos edificios copulados, nos ocuparemos de las construcciones románicas de planta central que existen en España. Es posible que estén ligadas a los Templarios, los cuales escoltaban las peregrinaciones a Tierra Santa y por tanto conocían realmente bien la arquitectura islámica. Esto inspiró el uso de plantas centrales y cubiertas de nervios que se entrecruzan dejando un espacio poligonal en medio. Se conservan pocos ejemplos de este tipo, pero muy bellos, como la iglesia de la Veracruz en Segovia y la de Eunate (Navarra), rodeada por una curiosísima arquería.

Iglesia de la Veracruz. Segovia


3. LA ESCULTURA ROMÁNICA EN ESPAÑA

3.1. Ejemplos de la escultura románica española durante el siglo XI

Una de las primeras obras que conocemos es el dintel de San Genis des Fonts, en el Rosellón, muy similar al de San Andrés de Sureda, de la misma zona, en el que aparece Cristo en majestad bendiciendo con una mano y con el libro de la Revelación en la otra mano, inscrito en una mandorla sujetada por dos ángeles. A su alrededor y bajo arcuaciones, los apóstoles. En Jaca podemos ver una portada muy curiosa: en el tímpano, el Crismón, símbolo de Cristo, sujeto por dos leones, uno de los cuales cobija bajo sus patas a un fiel que expulsa el pecado por la boca en forma de serpiente, mientras que otro pisotea lo que parece un animal fantástico, símbolo asimismo del pecado.

En León existen dos interesantes portadas dentro del mismo edificio: la Colegiata de San Isidoro. Nos estamos refiriendo a la del Cordero y a la del Perdón. En la primera se plasma el tema del sacrificio de Isaac al que salva la fe de Abraham, puesto que Dios, viendo que está dispuesto a cumplir su mandato, envía un ángel con un cordero. Dios aparece representado a través de una mano. Más tarde es la Portada del Perdón con el Descendimiento, las Marías ante el sepulcro y la Resurrección de Cristo.

Portada del Cordero. San Isidoro. León

La obra, sin lugar a dudas, más significativa de la plástica románica española es el claustro de Santo Domingo de Silos, al mismo tiempo una de las más difíciles de tratar. Se cree que intervinieron dos artistas diferentes en la realización de los capiteles y machones del claustro. Estableceremos dos ciclos distintos en su realización:

Claustro de Santo Domingo de Silos. Burgos

·         El lado nororiental se sitúa a finales del siglo XI. En este momento la ejecución de los capiteles es de una calidad elevadísima, sobre todo en los temas vegetales a los que se suman animales híbridos entrelazados, arpías (animal fantástico mezcla de pájaro y mujer), etc., que demuestran que la fuente de inspiración podría estar en los marfiles, incluso en los tejidos orientales. En los machones del claustro se representan la Ascensión, Pentecostés, el Entierro de Cristo, el encuentro de Emaús y la duda de santo Tomás. Las elegantes posturas de los pies recuerdan en mucho a la plástica de las portadas francesas.

Relieve de un machón del claustro de Santo Domingo de Silos. La duda de santo Tomás

·         La mayor parte de la galería occidental y parte de la meridional fueron realizadas en la segunda mitad del siglo XII. Las imágenes dejan de ser tan fantásticas y caprichosas para hacerse más naturalistas y las columnas, en lugar de estar separadas, están yuxtapuestas.
En la Catedral de Santiago de Compostela destaca la portada de Platerías en la que encontramos las tentaciones de Cristo, la lujuria representada como una mujer con la calavera de su amante en las manos, y la Pasión de Cristo.

Portada de Platerías. Catedral de Santiago de Compostela


3.2. La plástica románica española en el siglo XII

En el siglo XII se realiza la portada de la iglesia del monasterio de Ripoll, en la que la decoración se distribuye en varios registros, aparecen estatuas-columnas en las jambas, todo ello coronado por un Cristo en Majestad con los ancianos del Apocalipsis. Algunos historiadores sugieren la posibilidad de que la influencia de esta influencia proceda de la miniatura.

En Aragón encontramos la portada de San Pedro el Viejo de Huesca, en la que dos ángeles sostienen un Crismón, y el claustro de San Juan de la Peña en donde los capiteles se decoran con figuras de grandes ojos que se ven inexorablemente sometidas a las dimensiones y a la forma del capitel.

En Navarra la iglesia de Sangüesa, posee una portada decorada con una escena del Juicio Final donde las figuras son bastante estilizadas, obra que estilísticamente nos habla de la proximidad del Gótico.

En Castilla, los últimos coletazos del Románico están representados por  las portadas de Carrión de los Condes (Palencia) y Santo Domingo (Soria), en cuyo tímpano aparece Dios Padre con el Niño Jesús en el regazo.

Portada de Santo Domingo. Soria


3.3. La Cámara Santa de Oviedo y el Pórtico de la Gloria

Una de las primeras obras que marcan la proximidad de la plástica gótica es la Cámara Santa de la catedral de Oviedo.

Interior de la Cámara Santa. Catedral de Oviedo

Es un espacio rectangular cubierto con bóveda de cañón sustentada por doce estatuas-columnas de los apóstoles, dispuestas por parejas, alzándose éstas sobre zócalos decordos con figuras animalísticas. Este espacio fue creado para albergar reliquias, como si se tratase de una inmensa arqueta relicaria. Aunque las figuras son notablement más estilizadas, continúan estando embebidas en la columna y el naturalismo es aún un poco forzado. A pesar de que algunas de ellas se miran entre sí no hay atisbos de relación ni de expresión de los sentimientos. En una de las paredes se conservan los restos de algo que pudo ser una Crucifixión.

Interior de la Cámara Santa. Catedral de Oviedo

El Pórtico de la Gloria es un colosal tríptico que adorna los pies de la Catedral de Santiago de Compostela.

Maestro Mateo: Pórtico de la Gloria. Catedral de Santiago de Compostela

Fue realizado por el maestro Mateo a finales del siglo XII y marca la transición escultórica en nuestro país del Románico al Gótico. El maestro Mateo consiguió romper con la idea del artista itinerante que proliferó en la Edad Media, puesto que se asentó en la ciudad de un modo más o menos permanente.

Su filiación artística es dudosa: en él conviven elementos profundamente franceses con otros de raigambre puramente hispánica. En el tímpano aparece Cristo con los evangelistas, ángeles con símbolos de su Pasión, los ancianos del Apocalipsis y, en el parteluz, la imagen de Santiago. También hay temas del Antiguo Testamento, el árbol de Jessé (representación de la genealogía u orígenes de Jesucristo), el Infierno, etcétera.

Las aportaciones estilísticas más significativas que nos permiten hablar de la proximidad del Gótico son las siguientes:

  • ·       La representación anatómica es bastante correcta y naturalista, de canon más estilizado.
  • ·   Los pliegues están más conseguidos. Son más voluminosos, menos geométricos y las líneas son notablemente más suaves.
  • ·    Los rostros adquieren un cierto poder expresivo, sonríen, dialogan; en definitiva, existe una cierta comunicación.
  • ·      La figura comienza a independizarse del marco arquitectónico, adquiere un volumen que antes no tenía.
  • ·    Los personajes se individualizan, no todos los rostros son iguales, cada uno tiene su propia personalidad gracias a que la escultura se ha hecho más naturalista.

Maestro Mateo: El apóstol Santiago. Catedral de Santiago de Compostela



_ ¿Quién eres, Señor?
_ Yo soy Santiago Apóstol _contestó_, discípulo de Cristo, hijo del Zebedeo, hermano de Juan evangelista, a quien con su inefable gracia se dignó a elegir el Señor, junto al mar de Galilea, para predicar a los pueblos.
Codex Calixtinus


3.4. La escultura exenta

Además de la escultura que se desarrolla en los capiteles, las portadas monumentales y los claustros, existe la escultura exenta. Suelen estar realizadas en madera policromada y los temas más frecuentes son la Virgen con el Niño y el Crucificado.

La Virgen suele aparecer frontalmente sentada en un trono y, sobre ella, el Niño Jesús, también en posición frontal, de tal manera que es el único punto de vista que admiten estas esculturas. La comunicación entre madre e hijo es absolutamente inexistente, la Virgen se limita a ser trono de Dios.

En el Gótico comenzaremos a ver cómo de un modo progresivo, el Niño y la Virgen se comunican y relacionan y es posible encontrar una ternura de la que carecen las imágenes románicas. Uno de los ejemplos más interesantes es la Virgen con el Niño del siglo XII que se encuentra en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

Los Crucificados no dan muestras de dolor, se limitan a contemplar mayestáticamente al fiel desde una cruz de cuatro clavos, uno para cada una de sus extremidades, mientras que en el Gótico los dos pies se unirán con un solo clavo. Cristo ha triunfado sobre la muerte sin sufrimiento ni agonía, sin rastro de dolor ni físico ni moral.

Por su hieratismo, majestuosidad y su manera de mirar impasiblemente al espectador es posible establecer una clara conexión con el Cristo bizantino. Puede aparecer o bien vestido con una túnica como la Majestad Batlló o con un paño de pureza como El descendimiento de San Juan de las Abadesas, obra de transición al Gótico.


4. LA PINTURA ROMÁNICA EN ESPAÑA

4.1. Características generales

Hoy son pocos los ejemplos que nos quedan de la pintura románica española, a pesar de que la mayor parte de los edificios que se construyeron durante los siglos de este estilo llevaban decoración pictórica. Los temas son siempre más o menos los mismos que encontramos en las portadas arquitectónicas: el Pantocrátor, el Tetramorfos, ángeles que muestran signos de la Pasión del Señor, la Virgen entronizada, temas del Antiguo y Nuevo Testamento, escenas de mártires (éstas sobre todo en frontales de altar), etc.
Antes de enfrentarnos a un análisis de los principales ejemplos pictóricos del Románico español, señalaremos las principales características de esta pintura teniendo en cuenta las particularidades de los dos focos principales: el catalán y el castellano.

San Mateo. Panteón Real de San Isidoro. León

  • ·     La técnica: las representaciones que decoran los edificios han sido realizadas con fresco de un modo no muy diferente al que se utilizaba en el mundo romano. Se preparaba cuidadosamente la superficie cubriéndola con un compuesto de cal grasa y arena gorda mezclado con agua, que se raspaba una vez aplicado para eliminar las formaciones salinas. Encima se extendía el enlucido que recibía directamente el color. Mientras el artista trabajaba, la superficie debía estar bien húmeda o fresca. Este es precisamente el origen del nombre de la técnica: fresco. En ocasiones, las pinturas al fresco eran retocadas con temple, sobre todo los detalles, los aspectos que exigían mayor minuciosidad: partes del rostro o los contornos de la figura. La imagen se dibujaba en la pared mediante lo que se denominaba técnica del estarcido.
  • ·     El dibujo: las figuras se realizan con una línea gruesa de trazo ancho de color generalmente negro que delimita bien las formas y que contribuye a acentuar la sensación de planitud. Estamos ante un arte tremendamente lineal.
  • ·      El color: es intenso pero poco variado. No se emplean gradaciones tonales que pudiesen ayudar a construir la profundidad, a lo sumo se recurre a dos tonos del mismo color. En la pintura catalana abundan los azules y los verdes, que son al mismo tiempo los más difíciles de conseguir y los que con más facilidad se deterioran, mientras que en la pintura castellana hay mayor uso de colores cálidos y tonalidades terrosas.
  • ·        La luz: en la pintura del Románico no existe la presencia de la luz que ayuda a construir las formas y sugerir la profundidad. El hecho de que los espacios carezcan de referencias lumínicas concretas refuerza la sensación de atemporalidad y, en consecuencia, alude a la eternidad.
  • ·        El fondo: se busca la abstracción, la sensación de irrealidad y no se pretende representar ningún lugar concreto. Es muy frecuente encontrar fondos de bandas polícromas inspiradas en las ilustraciones de los manuscritos del siglo X o bien fondos neutros y algún elemento vegetal muy esquemático.
  • ·   Disposición de las figuras: el Pantocrátor o la Virgen ocupan los lugares preponderantes de la composición, incluso se emplea el tamaño jerárquico. Los apóstoles se yuxtaponen, existe la isocefalia (todas las cabezas de los personajes a la misma altura), simetría, equilibrio y no interesa en absoluto la profundidad.



El estarcido
Consiste en pasar una bolsita llena de polvo negro sobre un papel con los contornos de la imagen que se quería pintar agujereados, colocado directamente sobre el enlucido, repasándola más tarde con un pincel. De esta manera se conseguía en la pared la silueta de la imagen que se quería pintar.


4.2. La pintura románica catalana

A finales del siglo XI se hacen las pinturas de San Quirze de Pedret, una de las más antiguas que conservamos. Su temática es apocalíptica: el Cordero, el Pantocrátor, el candelabro de siete brazos, el altar con las ánimas y en los laterales, la parábola de las vírgenes necias y las prudentes, así como algún que otro tema pagano.

Sin lugar a dudas la obra más impresionante de la pintura de esta área es San Clemente de Tahull, una pequeña iglesia en el valle del Bohí, posiblemente contemporánea a Santa María, situada en el mismo lugar. No podemos ser tajantes en la afirmación de que el maestro que pintó en esta zona era de origen italiano, lo que sí es cierto es que poseía una tremenda personalidad y que ha dejado, con estas obras, su impronta en la Historia de la Pintura. El Pantocrátor de San Clemente con una mano bendice y con la otra sujeta un libro en que podemos leer: “Ego sum lux mundi” (Yo soy la lux del mundo), rodeado por dos ángeles, debajo de Él, el Tetramorfos y, finalmente, los apóstoles alrededor de la Virgen que lleva en su mano una copa. Este apostolado está bajo unas arcuaciones un tanto incorrectas, lo que ha hecho pensar en la posibilidad de que aquí trabajasen dos maestros diferentes.

Decoración mural del ábside de San Clemente de Tahull. Museo Nacional de Arte de Cataluña. Barcelona

En Santa María de Tahull, la Virgen es trono de Dios rodeada por un halo de divinidad, la mandorla, al tiempo que está siendo adorada por los Reyes Magos. El fondo se construye a base de bandas polícromas. En esta misma iglesia se pintó a David y Goliat. 


4.3. La pintura románica en Castilla y León

En esta zona la pintura tiene elementos que la diferencian de la pintura catalana. Los artistas en Castilla prefieren los colores cálidos y amplían la variedad temática que se enriquece notablemente con la mayor capacidad narrativa que éstos tienen, incluso en algún caso se intentará, infructuosamente, plasmar el movimiento. Hay alusiones al paisaje a través de la inclusión de árboles muy esquemáticos y pobres edificios.

San Baudelio de Berlanga, en la provincia de Soria, tiene pinturas que corresponden al momento en que se construyó, al siglo X, y otras al período románico. Los temas que aparecen son cinegéticos, es decir, escenas de caza: cacería de liebres, del ciervo, un soldado o montero, un elefante que carga sobre su lomo un edificio, etc. No está muy claro el significado de estos temas, es posible que tengan un sentido religioso puesto que en el arte paleocristiano ya se empleaban temas de cacería para aludir a Cristo como cazador de almas o, en el caso del elefante, puede que simbolice a Cristo que acarrea sobre sus hombros todo el peso de la Iglesia.

Decoración mural de San Baudelio de Berlanga. Museo del Prado. Madrid

El Panteón de San Isidoro de León es la obra más completa de la pintura románica española. Se encuentra además en un excelente estado de conservación. La gama cromática es más bien terrosa: rojo, amarillo, gris, ocre, negro para los contornos y blanco para el fondo. Hoy no sabemos por qué la mayor parte de los temas han sido sacados del ciclo de la Natividad. Se cree que el rey Fernando I murió por aquellas fechas y por ello se eligió esta temática.

Pantocrátor del Panteón Real de San Isidoro. León

El Panteón es una obra amable, que carece del aspecto sobrecogedor de las pinturas catalanas, y en particular, de San Clemente de Tahull, algo más naturalista, fresca, espontánea, con un claro gusto por lo popular, menos rígida y más cercana.

En el Museo del Prado se conservan las pinturas de la Veracruz de Maderuelo (Segovia), instaladas en forma de capilla y respetando el orden original. Es una obra vigorosa, de colores brillantes y bastante antinaturalista como muestra la escena del pecado original y la expulsión del Paraíso, en las que los cuerpos desnudos de Adán y Eva se resuelven esquemáticamente. Adán se lleva la mano a la garganta en señal de que ya ha comido de la fruta prohibida que le ha ofrecido Eva.

Decoración de la ermita de la Veracruz de Maderuelo. Museo del Prado. Madrid


4.4. La pintura sobre tabla

En nuestros museos e iglesias se conserva un buen número de frontales románicos que se empleaban para ser colocados delante de la mesa de altar. En estas obras es fácil percibir la influencia bizantina, que irrumpe en España con especial fuerza a partir del año 1200.

Para su realización se utilizaba madera recubierta de varias capas de yeso que se pintaban al temple con ricos y brillantes colores. Su uso se generalizó a partir del siglo XII, en que se fecha uno de los más importantes: el de la Seo de Urgell, en que aparece Cristo en majestad rodeado de dos grupos de apóstoles, dispuestos piramidalmente, que le están siendo presentados por san Pedro y por san Pablo. El Frontal de Avià es algo más tardío y, quizá, marca la transición al Gótico por su mayor capacidad narrativa: la Virgen entronizada con el Niño que se gira para mirar a los reyes que están en uno de los custro recuadros que rodean la escena principal. En los otros se representan la Anunciación, la Natividad y la Presentación.

Frontal de Avià. Museo Nacional de Arte de Cataluña. Barcelona


5. LAS ARTES SUNTUARIAS

Tradicionalmente han sido minusvaloradas y olvidadas pero en el Románico y en toda la Edad Media son de una enorme calidad e importancia, equiparables en su valor a las “grandes” manifestaciones artísticas: arquitectura, pintura y escultura.

  • ·        Miniatura: sigue vigente la tradición de iluminar los textos, verdaderamente esplendorosa en nuestro país en el siglo X, y a ella se suman las aportaciones procedentes de otros países europeos.


Libro de los Testamentos. Catedral de Oviedo
  • ·   Tejidos: en la Catedral de Girona se conserva el Tapiz de la Creación, de riquísima iconografía y, desgraciadamente, incompleto. En él se aborda, como su propio nombre indica, el tema de la Creación: en el centro la imagen de –Jesucristo imberbe, tal y como aparecía en algunos ejemplos paleocristianos y la historia de la cruz. En este tapiz encontramos muestras fehacientes de que la tradición clásica pervive en el mundo medieval. En los ángulos, los vientos se representan como imágenes antropomórficas (con forma de hombre) del mismo modo que se hacía en el arte clásico.

Tapiz de la Creación. Catedral de Girona
  • ·  Marfiles: se conservan de este período un buen número de arquetas relicarias de este material prodigiosamente trabajadas, como la de las Bienaventuranzas, Cristos como el de Doña Sancha y Fernando I o el de Carrizo.
  • ·       Orfebrería: la importancia de la luz en el pensamiento y la estética medieval dieron pie a la realización de un ingente número de piezas de oro o revestidas con él. El oro es un material que produce destellos luminosos y la luz es signo de Cristo (“Yo soy la luz del mundo”) y lo suficientemente digno y rico para contener su cuerpo y sangre. Interesantísimo es el Cáliz de las Ágatas, mandado realizar por doña Urraca aprovechando dos copas de ágata de origen romano y varios camafeos de la misma procedencia. El Arca de San Isidoro con relieves que nos recuerdan las puertas de San Miguel de Hildesheim, es otra obra relevante de la orfebrería románica.

Cáliz de doña Urraca o de las Ágatas. Museo de San Isidoro. León

Arca de San Isidoro. Museo de San Isidoro. León
  • ·       Esmaltes: procedentes en la mayor parte de los casos de Limoges, región de Francia conocida por ser un enclave importante en las vías de peregrinación. El más conocido en nuestro país es el Frontal de Santo Domingo de Silos.

Existe una gran relación entre las diferentes artes y las artes suntuarias, puesto que a través de estos objetos, generalmente de pequeño tamaño y fácilmente transportables, se conocían novedades estilísticas y temáticas procedentes de lejanos lugares.



El libro de los Testamentos
El libro de los Testamentos de la catedral de Oviedo es uno de los más importantes de este momento y se debe poner en relación con el Arca Santa de la misma catedral por los claros paralelismos iconográficos que presenta.


Pintura y escultura en el Románico

Las pinturas y los ornamentos que están en la iglesia son las lecturas y las escrituras de los laicos, “una cosa es adorar las pinturas, otra cosa es aprender, a través de la historia, lo que representan, lo que se debe adorar”, decía Gregorio, pues la escritura lo muestra a quienes la leen; la pintura enseña a los ignorantes que la miran para que sin instrucciones ellos vean lo que deben seguir y leer en estas pinturas, lo que no conocen por las letras. Los caldeos adoran el fuego y obligan a otros a hacer lo mismo, quemando sus ídolos. Los sarracenos, animados por estas palabras, “Tú no harás la imagen de todas las cosas que están en el cielo o sobre la tierra, o en las aguas o bajo la tierra”.
(GUILLERMO DURANDO, Manual de los oficios divinos, hacia 1286)


A FONDO

EL CRUCIFIJO DE FERNANDO I Y DOÑA SANCHA

Es una de las obras más interesantes de la eboraria española, donada por los reyes en el año 1063 como testifica una carta-testamento del mismo año, en la que se incluían varias piezas que actualmente se conservan en el Museo Arqueológico Nacional y en el Museo la Colegiata de San Isidoro de León.

La obra fue ideada para ser una estauroteca (lugar en que se guarda un fragmento del lignum crucis o cruz de Cristo) como han demostrado las restauraciones a las que ha sido sometida. Gracias a ellas se halló una pequeña cavidad en la espalda de Cristo donde se supone que iba el citado fragmento.

La cruz se ajusta a la tipología de Cristo románico de cuatro clavos que triunfa sobre la muerte, es decir, sin muestras de sufrimiento en su cuerpo; en los ojos se conservan las incrustaciones que brillan dándole un halo de vida muy especial. La presencia de incrustaciones en los ojos de algunas imágenes debía de ser bastante frecuente aunque no en todos los casos se ha conservado.

El faldellín se resuelve a base de líneas rectas que enfatizan la sensación de estatismo. A sus pies vemos a Adán en la tumba de la que, según la leyenda, salió el árbol con el que se hizo la Cruz de Cristo. Esto acentúa la importancia de su muerte como mecanismo de redención del Pecado Original. En la parte superior encontramos a Cristo ya resucitado con una inscripción en la que se lee: “Jesucristo nazareno rey de los judíos”.

La superficie de la cruz está decorada con pequeñas figuras de individuos que salen de la tumba, entrelazándose hasta formar una maraña en la que es verdaderamente difícil discernir las partes que la integran. En la base, una inscripción deja suficientemente claro que esta obra fue mandada realizar por el rey Fernando I y su esposa doña Sancha: FREDINANDUS REX/ SANCIA REGINA”, lo que, además de reforzar el carácter de donación de esta pieza, subraya la idea de posesión.

En el reverso aparece el Cordero apocalíptico y en torno a él los animales que simbolizan a los cuatro evangelistas: el león, el águila, el toro y el hombre. La decoración, en este caso, es de formas vegetales y animalísticas que plagan la superficie llegando al horror vacui. Estos temas han podido sacarse de los tejidos, de trabajos de marfil musulmanes e incluso de las miniaturas inglesas y francesas.
En la parte inferior tiene un pequeño aplique que, posiblemente, pudo servir para colocar la cruz a la cabeza del rey Fernando I una vez que éste murió.

Estamos ante una obra preciosista, de gran virtuosismo técnico que ha permitido plantear la posibilidad de que en la ciudad de León existiese una escuela de eboraria similar a la que se estableció en torno a San Millán de la Cogolla. De este momento conservamos un gran número de piezas, pero desgraciadamente debieron de existir muchas más que se han perdido (hecho que conocemos gracias a los textos de la época).
Esta obra es de gran interés para seguir la evolución de otras piezas del mismo material realizadas con una técnica parecida, como el Cristo de Carrizo que se conserva en el Museo Arqueológico de León cuya cruz se ha perdido. Aunque su calidad es elevada no llega a la altura del Cristo de doña Sancha y Fernando I.
En Oviedo existe otro muy similar sobre una cruz metálica: el Cristo Nicodemus, más tosco y rudimentario que el primero aunque, al igual que el de Carrizo, haya sido realizado un siglo más tarde.



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