martes, 8 de julio de 2014

El arte griego

Grecia es, junto con Roma, uno de los puntos de referencia esenciales de la civilización occidental. Allí precisamente tiene lugar el nacimiento de la Democracia, en la que el pueblo adquiere un papel de vital importancia como no había sucedido en ningún momento anterior de la Historia.

El interés del mundo griego reside, entre otras cosas, en que muchos de sus elementos van a pasar más tarde a Roma y constituirán las bases de nuestro pensamiento actual. Esto implica aspectos que irán, desde el modo en que se organizan las ciudades hasta el desarrollo del pensamiento filosófico. Además, la Historia del Arte volverá los ojos en varias ocasiones al mundo clásico: durante el reinado de Carlomagno, el Renacimiento o el Neoclasicismo.

Grecia es, en buena medida, antropocéntrica, es decir, su interés gira en muchos aspectos en torno al hombre: la arquitectura pierde las dimensiones colosales que encontramos en la egipcia para tomar unas más humanas e, incluso, la filosofía se interesa por la naturaleza, por la materialidad, por lo físico que rodea al ser humano y por el arjé u origen de las cosas.

Poseidón de Artemisón. Museo Nacional de Escultura. Atenas


1. EL ARTE CRETOMICÉNICO

Creta y Micenas son los antecedentes más claros y directos del arte griego. Son civilizaciones nacidas en torno al mar Egeo, en las islas griegas, en Asia Menor y en la propia Grecia continental tres milenios antes de Cristo. Su riqueza se fundamentó en un importante comercio marítimo, lo que motivó que estuviesen en contacto con otros mundos como el egipcio.

Homero en sus texto nos habla poéticamente de los que viven en la isla de Creta y de sus cien ciudades, lo que nos permite pensar que Creta tenía una importante entidad desde el punto de vista territorial. Las ciudades más sobresalientes eran: Hagia Triada, Cnossos, Faistós, Malia, etc., lugares en que los arqueólogos han encontrado interesantes restos para su estudio.

Podemos decir que el primer foco fue Creta (la civilización minoica), que se desarrolló desde el Neolítico hasta finales de la Edad de Bronce, mientras que la civilización micénica es coetánea a las XVIII-XX dinastías egipcias.

1.1. La arquitectura cretomicénica

El material constructivo esencial es la piedra. En general se emplean sillares bastante bien trabajados, aunque no será raro encontrar lo que se ha venido denominando aparejo ciclópeo. En otros casos, como en el Tesoro de Atreo, la piedra se dispone de modo regular en hiladas.

Aparejo ciclópeo
Los muros, en ocasiones, se realizan con grandes bloques de piedra someramente desbastados e irregulares que, por su gran tamaño, se han atribuido a los cíclopes, personajes de origen mitológico de proporciones gigantescas que tenían un solo ojo en medio de la frente.

Como elemento sustenta se empleó, además del pilar de base cuadrada, la columna egea, claro antecedente de la columna dórica. Su base era circular y el fuste liso se va haciendo más estrecho de arriba a abajo.

La arquitectura cretomicénica es arquitrabada de la misma manera que sucedía en Egipto. En casos excepcionales encontraremos estructuras que imitan falsas bóvedas por aproximación de hiladas.

Los edificios estaban íntegramente pintados de vivos colores, con incrustaciones vítreas y recubiertos de hermosos tapices. El aspecto que debieron presentar en un principio no tiene nada que ver con su estado actual.

Creta
La mayor parte de las construcciones que conservamos en Creta son bellos palacios, en los que se repite la misma estructura: espacios laberínticos construidos sobre terrazas, en lo alto de las colinas y rodeados de pequeñas arquitecturas menores. Se organizan en torno a un patio, algo también característico de los palacios mesopotámicos. Tenían varios pisos en los que se distribuían habitaciones en las que existían completas instalaciones con suelos pavimentados. La sala más importante de los palacios debía de ser la del trono, puesto que es en la que mayor cantidad de decoraciones se han encontrado. La iluminación se conseguía gracias a los tragaluces y al patio. Los palacios más importantes son los de Cnossos, Malia y Faistós

El palacio de Cnossos
Está vinculado a las leyendas de Minos y al laberinto construido por Dédalo para encerrar al Minotauro, esa criatura monstruosa que eran mitad hombre mitad toro, fruto de la unión de Pasífae, esposa de Minos, con un toro enviado por Poseidón. Perseo fue quien dio muerte a este ser.

Príncipe de Lis. Palacio de Cnossos

Palacio de Cnossos. Creta

Micenas
 Los centros más importantes de la cultura micénica son, entre otros, la propia Micenas, Tirinto y Troya. Estos espacios aparecían fuertemente amurallados con aparejo ciclópeo. En las murallas había grandes puertas monumentales como la Puerta de los Leones: una estructura arquitrabada sobre la que se ha colocado una enorme piedra triangular, en la que se pueden ver dos leones que custodian una columna del tipo que ya hemos señalado anteriormente y que simboliza la cuidad. Seguimos encontrando palacios de carcterísticas similares a las de los palacios minoicos.

Proliferó un tipo de vivienda denominado megarón, de planta rectangular con columnas que ha de ser interpretado como el antecedente más directo del templo griego.

También existen muestras de arquitectura funeraria: el tholos. Tenían planta circular y estaban precedidos por una estancia rectangular que se conectaba con la habitación central a través de un corredor. El ejemplo más significativo que tenemos es el Tesoro de Atreo, en Micenas. En él se ensayó un modelo de falsa cúpula por aproximación de hiladas.

Puerta de los Leones. Micenas

Micenas fue excavada por el arqueólogo alemán Henrich Schliemann en 1874. En esta ciudad descubrió tumbas repletas de increíbles ajuares de oro que incluían máscaras fúnebres, armas, joyas, etc.

El tholos
Para evitar que se derrumbasen los tholos se construyen excavados en una roca, al menos la parte inferior de la cámara. Para algunos historiadores como Pausanias, la belleza de estas construcciones era comparable a las pirámides de Egipto. La falsa cúpula estaba decorada con rosetas de bronce que pretendían imitar las estrellas del cielo. Es posible que en su interior existiese un rico ajuar funerario.

1.2. La escultura y la pintura mural 

Dentro de la escutura fueron muy frecuentes las imágenes de mujeres con el torso desnudo, una tiara en la cabeza y faldas muy voluminosas que portan en sus manos serpientes. Es posible que se tratase de diosas, una representación de la Tierra, o bien fuese una sacerdotisa.

Diosa de las serpientes. Museo Arqueológico. Cnossos

Se conservan además pequeñas esculturillas de acróbatas realizadas en marfil y piedras duras. El toro es un animal fundamental en la cultura cretomicénica, en la que se desarrolló la práctica de la tauromaquia, por lo cual, también se conservan algunas imágenes de toros con incrustaciones de pasta vítrea en los ojos. En el campo de la orfebrería se empleó el oro trabajado con las más diversas técnicas para hacer máscaras fuerarías, joyas y vasos, llamados Vasos de Vafio, los cuales mediante la técnica del repujado se decoraban con escenas de lucha entre hombres y animales. 

Los palacios estaban revestidos en su mayoría con ricas pinturas murales. Esto sucede tanto en Grecia como en Micenas. En un principio se utilizaban colores planos e intensos. Más tarde se realizan escenas que pueden, en algunos casos, estar tomando como referente ejemplos egipcios. La técnica pictórica que se emplea es el fresco: se revisten las superficies con varias capas de estuco, se pulen para que queden bien lisas y se aplica la pintura antes de que se seque la última capa de yeso. La gama cromática no es excesivamente amplia y los contornos están muy marcados. La temática es bastante variada siendo frecuentes las representaciones de elementos extraídos de la naturaleza (lirios, rosas, hiedra, azafrán, olivos, pinos, animales tanto reales como imaginarios, etc.) y escenas de la vida cotidiana. En cambio no son habituales las escenas bélicas. Los frescos más conocidos son el de La parisina, denominada así porque el arqueólogo que la descubrió notaba cierto parecido entre esta imagen y las mujeres parisienses de su época, y La tauromaquia, en la que unos jóvenes luchan contra un toro.

Escenas de la tauromaquia. Palacio de Cnossos

Repujado
Técnica consistente en trabajar el metal por una de sus caras martilleando para conseguir un relieve por la cara opuesta a la que se ha trabajado.

2. ELEMENTOS FUNDAMENTALES DE LA CULTURA GRIEGA

Geografía y economía
Con el paso del tiempo, los griegos alcanzaron una gran expansión territorial por todo el Mediterráneo, lo que facilitó el desarrollo del comercio y el contacto con otras culturas que, como la egipcia constituyeron una interesante aportación desde el punto de vista artístico. El benigno clima del que gozaban les permitió emplear buena parte de sus esfuerzos, no en luchar contra la naturaleza, lo cual no era necesario, sino en desarrollarse desde el punto de vista cultural e intelectual. En este sentido, deberemos decir que los paisajes griegos son grandes aliados de sus edificaciones. Arquitectura y Naturaleza se unen armónicamente. La Naturaleza era, además, la base fundamental de su economía. Los griegos eran grandes agricultores. La ganadería también era otra importante fuente de ingresos. El excedente de productos, unido a las avanzadas técnicas de navegación, posibilitó el desarrollo del comercio.

Hombre y religión
Grecia, como casi todas las culturas de la Antigüedad, era politeísta. Conocemos su pensamiento religioso gracias a los textos de Hesiodo y Homero. La religión es uno de los motores esenciales de las manifestaciones artísticas: se construían grandes templos en los que moraban los dioses, éstos se representaban en forma de bellos seres humanos, protagonizaban la poesía, el teatro, etc. Los griegos creían en múltiples divinidades, seres próximos, cercanos, los cuales podían acarrearles la felicidad o la desgracia, castigándolos más allá de la muerte en el reino de Hades. Por eso era importante el culto que se les rendía, que los griegos cumplían escrupulosamente. La religión griega no era subyugante ni opresora, lo que permite al hombre griego vivir más pendiente de lo natural que de lo sobrenatural y ubicarse en el centro de la Creación, lo que convirtió a Grecia en una cultura profundamente antropocentrista.

Jonios y dorios
Grecia fue conquistada por los dorios, a los cuales siguieron nuevas tribus, que se sumaron a las que vivían en estos territorios antes de su llegada, tal fue el caso de los jonios. Entre ambos pueblos existían importantes diferencias culturales, étnicas y políticas. Esta diversidad se manifestó en muchos ámbitos, incluido el artístico, puesto que dieron origen a dos órdenes diferentes: dórico y jónico. El corintio, sin embargo, se considera una variación del jónico inventado, posiblemente, por el escultor Calícrates.

La Democracia
Las reformas políticas atenienses que llevan a la Democracia se inician ya en tiempos de Solón y fueron considerablemente ampliadas en tiempos de Clístenes para ser finalmente perfiladas por Pericles. El arte y el pueblo experimentaron una fuerte unión, puesto que incluso el teatro servía para satirizar o alabar ante este último las decisiones de carácter político. Para ello, la mayor parte de las obras que se realizaron estaban en estrecha relación con el pueblo llano.

Los periodos del arte griego
Podemos hablar de tres momentos fundamentales en la evolución del arte griego:
  • Período arcaico: abarca desde el siglo XII hasta el V a. C.
  • Período clásico: durante los siglos V y IV a. C.
  • Período helenístico: desde finales del siglo IV a. C. hasta el año 100 a. C.
La tragedia es el género literario más sobresaliente de la literatura griega. Autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides demostraron un gran dominio para ahondar en los sentimientos del hombre y reflejarlos en sus obras.

Praxíteles: Apolo Sauróctono. Museo del Louvre. París

3. LA ARQUITECTURA GRIEGA

3.1. Características generales de la arquitectura griega

La arquitectura griega es principalmente arquitrabada o adintelada, es decir, que se sigue sin utilizar el arco y por extensión la bóveda. Se construía en piedra, generalmente en mármol blanco o pentélico, cortado en sillares rectangulares colocados a soga y tizón. Sabemos que existieron primitivas construcciones realizadas en madera, lo que queda reflejado en la arquitectura pétrea, de hecho muchos de los templos realizados en piedra se cubrían con madera que no se ha conservado. Como ya pudimos ver en Egipto, las arquitecturas arquitrabadas producen una fuerte sensación de solidez y de estatismo por la predominancia de líneas rectas. En la arquitectura griega aparece algo fundamental que la separa de la egipcia: el hombre da la escala al edificio. Éste se ha realizado a su medida, por ello no crea en el ser humano la sensación de pequeñez e insignificancia que se deriva de las construcciones egipcias. En el pensamiento griego "el hombre es la medida de todas las cosas".
El elemento sustentante esencial es la columna. Esta puede ser de tres tipos, los cuales se corresponden a los tres órdenes: dórico, jónico y corintio. El orden es un modo concreto de disponer la columna y su entablamento (elemento arquitectónico que se coloca sobre la columna y que está integrado por el arquitrabe, el friso y la cornisa). El orden dórico se extendió por la zona del Peloponeso y Sicilia, sobre todo durante el período arcaico. Es el más simple y tosco de todos ellos y pretende rememorar una versión pétrea de los templos que en un principio se hacían en madera. La columna carece de basa, el fuste está recorrido por acanaladuras denominadas aristas mientras que el capitel se une al fuste a través de una moldura denominada astrágalo. El arquitrabe es liso, en el friso aparecen los triglifos (las vigas transversales de los templos realizados en madera) y las metopas (placas que se colocaban para ocultar los espacios que quedaban entre los triglifos y que solían estar decoradas). Encima del frontón, enmarcado por una cornisa.

El orden jónico está presente de un modo especial en el mar Egeo y en las costas de Asia Menor. Las columnas son más estilizadas y elegantes, por ello se emplearon para construcciones dedicadas a deidades femeninas, mientras que el dórico se identifica más con lo masculino. En este caso sí aparece la basa. El capitel está integrado por dos volutas que forman sendas espirales a los lados de la parte superior del fuste. El arquitrabe está formado por tres bandas salientes y carece de triglifos en el friso.

El orden corintio nace en el período clásico. el capitel de las columnas de este tipo está decorado con hojas de acanto de las que nacen unas volutas denominadas caulículos. El resto de los elementos son iguales que los del orden jónico.

Columnas de orden corintio. Túnez

Aparejo a soga y tizón
Consiste en colocar los sillares alternando la cara más larga (soga) con los que muestran la más corta (tizón).

Ningún arte se constituye sin proporción, y la proporción reside en el número. (...) En general, todo arte es un sistema de percepciones, y el sistema es número. Por tanto es razonable decir que todo se parece al número.
Pitagóricos

Voluta
Este término se aplica para designar un rollo en espiral.


3.2. El templo griego

El templo es el tipo de edificación más representativa de la arquitectura griega que conservamos. Lo mismo que ya habíamos visto en los templos egipcios, no son lugares a los que pueda acceder la mayor parte del pueblo, sino que en ellos sólo entraban los sacerdotes. En los primeros tiempos bastaba con un pequeño altar ubicado en medio del campo, pero más tarde se creyó conveniente albergar las imágenes de los dioses en el interior de edificios construidos para este fin. El ejemplo que se tomó para construir los templos fue el del megarón micénico. En el templo griego existían tres espacios fundamentales: la naos, de forma cuadrada en cuyo interior se colocaba la escultura de la deidad, la pronaos, que antecedía a la naos y el opistodomos, situado detrás de la naos. Estos tres espacios estaban, generalmente, rodeados por unas columnas que forman el peristilo. Se cubrían con techumbres de madera y, en la parte anterior y posterior se colocaba el frontón pétreo enmarcado por la cornisa. El frontón podía estar decorado con relieves. Bajo el frontón se hallaba el friso que en los templos dóricos estaba constituido por triglifos y metopas, que simplemente imitaban a los primitivos templos construidos en madera. Bajo éstos, el arquitrabe, sustentado por las columnas. Los templos no se construían directamente sobre el suelo, sino sobre un graderío llamado krepis, cuyo último escalón se denomina estilobato.

 
Vista del Partenón. Atenas

Para que los templos resultaran perfectos a nuestros ojos, los griegos introdujeron una serie de correcciones ópticas. Estas correcciones se fundamentaban en una gran observación y en un fuerte análisis que produce, aunque pueda resultar paradójico, una cierta separación de la rigurosa aplicación de la matemática que supone un templo griego. Éstas estaban destinadas a corregir las posibles imperfecciones en la percepción de las construcciones debidas a los efectos ópticos. Las correcciones son las siguientes:
  • En primer lugar curvan el entablamento para que se pudiese percibir totalmente recto.
  • Los espacios de los intercolumnios varían sensiblemente de unos a otros. Además las columnas podían estar ligeramente inclinadas hacia dentro.
  •  Los fustes de las columnas son más gruesos en la parte central con la finalidad de contrarrestar el efecto de adelgazamiento que produce la luz. Esto se denomina éntasis.
  • Las columnas de los lados son más anchas que el resto.
El templo griego se caracteriza por un defecto muy importante y por una supremacía indiscutible a través de toda la Historia. El defecto consiste en la ignorancia del espacio interno; la gloria en la escala humana (...). Quien investigue arquitectónicamente el templo griego, buscará, en primer lugar, una concepción espacial, tendrá que huir horrorizado, señalando amenazadoramente como típico ejemplar de la no-arquitectura.
Bruno Zevi

La mayor parte de los templos que se conservan son de período arcaico. El más antiguo es de Hera en Olimpia, del año 600 a. C. o, incluso, algo anterior. Del mismo momento que éste serían los de Termón, Corcira, Delfos y Cirene.

De época clásica es el de Zeus olímpico, en Agrigento y, como ejemplo de máximo apogeo del dórico el Partenón, realizado en mármol pentélico. Se construyó en el año 447-446 a. C., en época de Pericles. Se conoce el nombre de sus arquitectos: Ictinio y Calícrates. En el interior de la naos se albergaba una escultura crisoelefantina de la diosa Palas Atenea. El templo de Segesta, en Sicilia, se conserva muy bien aunque está inacabado. En el Erecteion (420-405 a. C.), los elementos sustentantes no son simples columnas sino esculturas femeninas llamadas cariátides. A éstos hay que sumar el templo de Atenea Niké (Atenas) que consta de una pequeña cámara precedida por una pronaos. En él podemos ver cuatro elegantes columnas jónicas y sobre ellas un parapeto del mármol con decoración relivaria.

Erecteion. Atenas

Templo de Atenea Niké. Atenas

En pleno período helenístico se realizó el templo de Asclepio, en Epidauro.  

Zeus
Es, en la mitología griega, el dios del cielo. Por eso es frecuente que aparezca asociado a los fenómenos atmosféricos. Una de las imágenes más hermosas que de él han existido es la crisoelefantina de Fidias que desgraciadamente no se conserva.

Crisoelefantina
Técnica escultórica en la que se emplea el marfil y el oro. El oro se utiliza para las vestiduras, mientras que el marfil sirve para el rostro y las extremidades.

Palas Atenea
Hija de Zeus y Metis. Se identifica con la sabiduría, aunque en un principio había sido la diosa de la guerra. Suele ser representada con un casco y armadura. En su mano porta una lanza y un escudo.

3.3. Teatros. Tholos. Lugares de reunión. 
El gimnasio. Viviendas y el faro

Los teatros son, después de los templos, las construcciones más importantes de la antigua Grecia. Tenían un gran graderío ultrasemicircular construido en la falda de una colina, la orchestra, donde se colocaban los músicos y la escena, en las que se representaban las obras teatrales y a la que los actores accedían desde dos puertas laterales y una central. El teatro más importante que conservamos es el de Epidauro, construido en torno al año 350 a. C. La mayor parte de los teatros griegos que se mantienen en pie son de época helenística.

Teatro de Epidauro

Los tholos griegos, tienen origen en los tholos micénicos, cámaras funerarias como ya vimos. En un espacio formado por círculos concéntricos de columnas, que han aparecido en santuarios como el de Delfos. Es posible que el autor de esta obra sea el mismo que el del teatro de Epidauro: Policleto el joven.

Las columnatas son las que articulan la mayor parte de los lugares de reunión, como el ágora que es un gran espacio abierto rodeado de columnas, similar a una plaza mayor y la stoa en la que el pueblo se refugiaba de las inclemencias del tiempo, donde se restablecían los mercados, etc. Además de la stoa y el ágora existían las lescas, lugares de reuniones informales y los bouleuterios, donde se celebraban las asambleas.

Tenemos constancia de que en Grecia se construyeron faros, el más célebre de todos ellos es el de Alejandría, considerado en la Antigüedad una de las siete maravillas del mundo. Se ha podido reconstruir gracias a las monedas y vasos de vidrio en los que aparece representado.

El gimnasio es una pieza fundamental de la vida cotidiana de los griegos. Allí los jóvenes ejercitaban sus cuerpos para después emplearse en las actividades bélicas. Platón, en su obra La República considera el ejercicio una parte importante de la formación del individuo. En época helenística, el gimnasio solía incluir un campo de atletismo.

Las casa griega es bastante sencilla. Se realizaba con materiales pobres y podían tener, como veremos más tarde en Roma, un patio en el interior que servía para organizarla.

Las siete maravillas de la Antigüedad
1. Las pirámides de Gizeh.
2. El mausoleo de Halicarnaso.
3. El templo de Diana en Éfeso.
4. Los jardines colgantes de Babilonia.
5. Estatua de Zeus de Fidias.
6. Coloso de Rodas.
7. El faro de Alejandría.

Faros
Isla egipcia, frente a Alejandría, en la que, en el 285 a. C., Ptolomeo Adelfo mandó construir una torre iluminada en lo alto. Por extensión, se llamó faros a todas las construcciones similares a las de esta isla.

4. LA ESCULTURA GRIEGA

4.1. Características generales de la escultura griega

La escultura griega va a sufrir una gran evolución a lo largo de los tres períodos en los que tradicionalmente se ha venido dividiendo. A pesar de ello, existen aspectos que nos permiten caracterizarla:

  • Interés por el cuerpo humano y su tratamiento
Hemos señalado que la griega es una cultura antropocéntrica, es decir, en la que el hombre está en el centro del pensamiento. Los dioses adquieren la forma de bellos seres humanos, pero hombres al fin y al cabo. La anatomía se analiza con un interés y una profundidad como no se había hecho en ningún momento anterior. Surge el concepto de canon: se establece cuáles han de ser las proporciones ideales que deben existir entre las diferentes partes del cuerpo. El canon más conocido y el más importante es el del escultor Policleto que afirmaba, entre otras cosas, que la cabeza ha de ser la séptima parte del cuerpo. Podemos establecer una clara diferencia entre la escultura egipcia y la griega: la escultura griega concibe el cuerpo humano como una armónica unión de las partes para constituir la totalidad de la anatomía, mientras que en la escultura egipcia el cuerpo es una unión de partes sin relación proporcional entre sí. Existe en Grecia una intencionada búsqueda de la belleza, pero no sólo física, sino una belleza en la que confluyen lo material y lo espiritual.
  • La técnica y los materiales 
Los materiales que se utilizaban con más frecuencia eran la piedra (mármoles y caliza), bronce, terracota, madera y oro combinado con marfil. La técnica que se empleaba era el cincelado. Más tarde apareció el punteado.
El material preferido por los griegos para realizar las esculturas de gran tamaño era el bronce, aunque la mayor parte de las que se conservan son de piedra, puesto que no son auténticas obras griegas, sino copias romanas de éstas. Además estaban policromadas, al igual que sucedía con los templos, que estaban íntegramente pintados de fuertes colores.
  • Volumen. Naturalismo. Movimiento y expresión
A medida que van evolucionando, las figuras irán ganando en estos cuatro aspectos. Las esculturas griegas perderán el frontalismo del período arcaico e invitaran a rodearlas para poder admirar el trabajo del escultor desde todos los puntos de vista, a diferencia de las esculturas egipcias, que sólo tienen sentido desde la observación frontal. Se buscará una fiel representación de la realidad, si bien el período clásico estará presidido por una cierta idealización y el helenístico por el patetismo y el dramatismo. El movimiento se iniciará en el período clásico y culminará en el helenístico, lo mismo que la representación de los sentimientos.

En conclusión, podemos decir que es absolutamente necesario seguir la evolución de la escultura griega para ver cómo se van a ir conquistando todos estos valores que hemos señalado.

Apolo del Belvedere. Museos Vaticanos. Roma

Punteado
Consiste en trasladar la forma desde una escultura al bloque de piedra o madera por un sistema de puntos.

4.2. Período arcaico

En este momento predominan las representaciones del kuros y la koré. Los kuros son imágenes de jóvenes desnudos, de aspecto atlético, con las siguientes características: 
  • El pelo se trata de un modo muy geométrico, excesivamente pegado a la cabeza. Los ojos son almendrados y la sonrisa, un tanto injustificada, incluso paradójica en determinadas situaciones, se denomina sonrisa arcaica.
  • Los brazos se disponen a lo largo del cuerpo y el torso tiene forma triangular. Muchas de ellas estaban sin desbastar en la parte posterior.
  • Una de las piernas está adelantada en un intento inútil por sugerir el movimiento y las rodillas se resuelven en forma de triángulos invertidos.
En ellas se puede hablar de la influencia de la plástica egipcia dado el notable frontalismo, hieratismo, geometrización del cuerpo humano e inexpresividad. 

Kuros de Anavyssos. Museo Nacional. Atenas

Las mismas características las hallamos en las representaciones femeninas llamadas kore:
  • Vestidas con una túnica y velo denominado peplo dórico. Los pliegues de la túnica son muy rígidos, sin la menor posibilidad de sugerir movimiento.
  • En el rostro aparecen las mismas características que hemos señalado para las representaciones masculinas.
  • En ocasiones, uno de los brazos estaba doblado por delante del pecho.
La más significativa y, posiblemente la mejor conservada de todas ellas, es la llamada Dama de Auxerre, realizada en torno a los años 630-600 a. C.

Dama de Auxerre. Museo del Louvre. París

Debió de ser frecuente en esta época la representación de jinetes. El más conocido es el Jinete Rampin, con los mismos arcaísmos que el kuros. En la Acrópolis de Atenas se encontró la imagen de una figura que lleva sobre sus hombros un ternero: el moscóforo, antecedente más remoto de la imagen cristiana del Buen Pastor.

Pastor con ternera o moscóforo. Museo Nacional. Atenas

Existe una serie de obras que marcan la transición del arte arcaico al arte clásico:
  • El frontón del altar de Egina (últimas décadas del siglo V): aquí las figuras comienzan a superar la adaptación al marco arquitectónico, liberándose de la superficie para la que han sido concebidas. Se ven muestras de dolor e incluso de un cierto, pero moderado dramatismo. A pesar de estos elementos que nos aproximan al Clasicismo, perviven rasgos arcaicos como la sonrisa, inapropiada en momentos de máxima tensión y dolor.
  • El trono Ludovisi: tríptico en el que se representa el nacimiento de la diosa Afrodita y en el que se emplea la técnica de paños mojados, que consiste en representar vestiduras ajustándose perfectamente a la anatomía que cubren como si estuviesen mojadas.
  • El Áuriga de Delfos y el Poseidón: son esculturas realizadas en bronce que algunos autores ubican a finales del período arcaico y otros dentro del clásico. En ambos casos el tratamiento anatómico es mucho más correcto y se emplean incrustaciones de pasta vítrea para los ojos.
Afrodita
Diosa del amor y del matrimonio de posible origen oriental, puesto que tiene algunos puntos en común con la diosa babilónica Isthar. Siempre se la representa con un aspecto bastante jovial.

4.3. Período clásico

A mediados del siglo V a. C. se inicia el período clásico. Es el siglo de Pericles, el momento más esplendoroso de la historia y el arte griego. La plástica de este momento consigue plasmar el perfecto perfecto equilibrio entre lo corporal y lo espiritual. Mirón, Fidias y Policleto son los escultores más sobresalientes.

Mirón es el creador del famoso Discóbolo que pretende ser la captación de la fugacidad del instante, del momento de máximo esfuerzo en que el atleta está a punto de lanzar el disco. Se pierde en gran medida el frontalismo. Esta forma de representar al hombre es absolutamente nueva, puesto que la figura se puede admirar desde diversos puntos de vista, aunque aún existe una cierta tendencia a la frontalidad. La anatomía se trata con bastante acierto, pero la musculatura es aún excesivamente plana. 

Mirón: Discóbolo. Museo de las Termas. Roma

Fidias es el gran escultor de la época clásica. Fue nombrado por Pericles jefe de todas las obras de la ciudad de Atenas. Su producción artística es verdaderamente amplia y es posible que contase con numerosos ayudantes. Es el autor de los frisos del Partenón (tardaron casi quince años en completarse) que hoy están repartidos en los museos de Londres, Atenas, París y Roma. Los temas representados eran los siguientes: la lucha de Atenea y Poseidón por el dominio de Atenas, el nacimiento de Atenea, la procesión de las Panateneas, lápitas contra centauros y la gigantomaquia.

Fragmento del friso del Partenón en el que se puede ver la Procesión de las Panateneas. Museo del Louvre. París

El estilo de Fidias es inigualable, maneja el escorzo, el tratamiento de los paños y la anatomía como ningún escultor lo había hecho hasta el momento. Los dioses adquieren una tremenda dignidad, majestuosidad y actitudes serenas. La gran mayoría de su producción artística no se conserva en la actualidad.

Policleto completa esta tríada de escultores puramente clásicos. Fue un gran estudioso de la anatomía y llegó a establecer un canon de lo que debía ser la belleza absoluta y paradigmática. El hombre perfecto, bello por excelencia, no existe como tal, es el resultado de la unión de las partes más bellas de diferentes individuos aunque para ello se deba partir de la observación del natural. Su obra más importante es el Doríforo, un lancero que apoya su peso sobre una pierna, mientras que la otra está descargada desplazándose hacia atrás. La mano contraria a la pierna sobre la que se apoya sujeta una lanza, mientras que la otra, relajada, cae a lo largo del cuerpo, creándose así una alternancia de ritmos cruzados. De la contemplación de esta obra se desprende una fuerte sensación de armonía y de belleza perfecta. Es una imagen que debió de inspirar a muchos artistas posteriores y en la que el dios adopta la forma de un bello ser humano.

 
Policleto: Doríforo. Museo de San Martino. Nápoles

Durante el siglo IV a. C. se seguirán las pautas marcadas en el siglo V a. C. Pervive la misma serenidad, el mismo equilibrio en los rostros, hasta tal punto que es difícil distinguir las obras de uno y otro período. Los escultores más importantes de este siglo son Lisipo, Praxíteles y Scopas.

Lisipo tuvo una larga y fructífera carrera. De sus obras se conservan muchas copias romanas. Entre ellas está el Apoxíomeno, el joven con un estrígile se limpia de uno de sus brazos la arena que se ha pegado a él. La disposición de los brazos hace que se involucre un espacio, una cantidad de aire y que la escultura se pueda contemplar desde diferentes puntos de vista. El canon ya no es el de Policleto, sino más estilizado. La cabeza es más pequeña y el cuerpo es más esbelto.

Lisipo: Apoxíomeno. Museos Vaticanos. Roma

Praxíteles fue el creador de lo que se ha denominado curva praxitélica, es decir, una leve ondulación de la cadera que está presente en buena parte de sus esculturas. Su obra más famosa es la Venus de Cnido, desnuda sosteniendo en su mano una tela. También pertenecen al mismo autor el Apolo Sauróctono (matando un lagarto) y Hermes con Dionisos niño, donde el tratamiento de los cabellos es bastante voluminoso y correcto, el cuerpo muy estilizado y la superficie extremadamente pulida. La belleza de las esculturas de Praxiteles se podría definir como un tanto ambigua.

Praxíteles: Hermes con Dionisos niño. Museo de Olimpia

Scopas trabajó en la realización de importantes obras como el altar de Elea y el mausoleo de Halicarnaso. Son conocidas sus Ménades, cuyos cuerpos se contorsionan produciendo una sensación de movimiento en que los paños parecen flotar. El cabello está trabajando con la técnica del trépano. Scopas rompe el perfecto equilibrio del arte clásico en favor de la exaltación, de la representación de los sentimientos exacerbados, de lo que se ha denominado Pathos que queda perfectamente reflejado en los ojos anhelantes y en las bocas entreabiertas de los rostros que esculpió.

Scopas: Ménade. Museo de Dresde. Alemania

Procesión de las Panateneas
Era una gran ceremonia celebrada en honor de Atenea, que culminaba con la entrega del peplo a dicha deidad en presencia de una asamblea de dioses.

Estrígile
Objeto metálico con forma de S que empleaban los atletas para quitarse la arena que se les quedaba pegada al cuerpo por el sudor.

Hermes
Es el mensajero de los dioses. Este papel lo desempeñará Mercurio en la mitología romana cuyo distintivo son unas alas en los pies que les conferían una gran rapidez.

Trépano
Técnica escultórica en la que se utiliza un instrumento del mismo nombre que permite trabajar el material produciendo hondas incisiones que dan sensación de claroscuro.

4.4. Período helenístico

Es el momento de la aparición del gran Alejandro Magno y su padre Filipo de Macedonia, que se encargaron de extender los límites de Grecia llegando a dominar Egipto, donde Alejandro fundó la ciudad de Alejandría.

En este período (330-100 a. C.) se seguían las pautas que Scopas dio en su obra llevándolas a sus máximas consecuencias y perdiéndose absolutamente el equilibrio clásico en todos los aspectos. La escultura se hace tremendamente realista y naturalista. La representación del dolor, el movimiento, la grandeza, el colosalismo, la viveza, el dramatismo e, incluso, la fealdad se convierten en una prioridad. Irrumpe con fuerza el género del retrato, en el que, más que la imagen idealizada del personaje, importa la captación de su personalidad. La obra más significativa de la plástica helenística es, sin lugar a dudas, el Laocoonte. Fue encontrada en una excavación en pleno Renacimiento italiano y se convirtió en una inspiración para los artistas de aquel momento como Miguel Ángel. En ella se plasma el momento en que el sacerdote Laocoonte y sus hijos son condenados a morir asfixiados por unas serpientes enviadas por los dioses. Las anatomías son rotundas y los personajes luchan dramática y vigorosamente por salvarse de su castigo. La escena está marcada por el patetismo y la expresividad que demuestran hasta qué punto ha desaparecido la serenidad de lo clásico. La estructura es claramente piramidal.

Laocoonte. Museos Vaticanos. Roma

Pérgamo fue un importante foco para la escultura helenística, allí se realizó un altar decorado con escenas de las luchas de los dioses contra los gigantes (siglo II a. C.). Los ropajes se agitan violentamente y los rostros muestran toda la tensión y el dramatismo de la acción. Son igualmente importantes la Venus de Milo y la Victoria de Samotracia (ambas en el museo del Louvre) con la que se conmemoró una importante victoria naval. El fauno dormido, restaurado por el gran escultor barroco Gian Lorenzo Bernini, es uno de los primeros intentos por captar el sueño. En él sobresale el interesante estudio anatómico que recuerda notablemente a los esclavos de Miguel Ángel.

Venus de Milo. Museo del Louvre. París

 
Victoria de Samotracia. Museo del Louvre. París

5. LA CERÁMICA GRIEGA

Al estudiar el arte griego nos enfrentamos a la ausencia de pintura. Para poder imaginar cómo pudo ser debemos acudir a la cerámica, de la que sí quedan abundantes restos. La analizaremos atendiendo a las siguientes clasificaciones:

  • Período geométrico
Se sitúa en los siglos IX y VIII a. C. Los vasos cerámicos se organizan en bandas y se decoran con motivos geométricos e incluso con representaciones de animales muy esquemáticos o escenas funerarias, puesto que algunas de ellas servían para contener las cenizas de los difuntos. Se recubre toda la superficie con motivos decorativos.

Ánfora funeraria de período geométrico. Museo Nacional. Atenas
  • Período arcaico
A finales del siglo VII se emplea la técnica de figuras negras. Uno de los primeros en utilizar esta técnica en Atenas fue el pintor Neso. De este mismo momento es el vaso François, pintado en Atenas por Clitias, quien firma su obra. Servía para mezclar vino y fue encontrado en una tumba etrusca. Está decorado con escenas mitológicas y casi todos los personajes que aparecen en él llevan su nombre escrito. En el siglo V se seguían haciendo cerámicas de figuras negras pero irrumpía ya con fuerza la cerámica de figuras rojas. El primer artista que cultiva este estilo es el llamado Pintor de Andócides.

Vaso François. Museo Arqueológico. Florencia
  • Período clásico
La cerámica sigue evolucionando estilísticamente, mejora notablemente en la representación de los pliegues de las vestiduras y de la perspectiva. El Pintor de Pan, el Pintor de Altamura, el Pintor de las Nióbides o el Pintor de Pistóxenos son algunos de los más importantes maestros de este momento. Es muy posible que sea precisamente ahora cuando más se pretende imitar la pintura mural y sobre tabla que se pudiese estar realizando.
  • Período helenístico 
La decoración de piezas cerámicas cayó en una profunda depresión. Solamente en Oriente y en Egipto (donde se realizaban los Vasos fúnebres de Hadra, decorados con elementos vegetales y animalísticos) se observa un desarrollo interesante de esta actividad. Había vasos de cerámica negra con escasa decoración. En general es un momento de bastante pobreza si se compara con el período arcaico o el clásico.

La cerámica, no sólo es útil para ayudarnos a imaginar cómo pudo ser la pintura que en la actualidad no se conserva, sino como un importante documento para conocer el mobiliario, los instrumentos musicales, los ropajes de la época, etc. 

Uno vez que yo haya afirmado que considero que Fidias es un gran artista, proseguirá: ¿Crees tú que Fidias ignoraba la especie de belleza de que hablas tú? ¿Por qué preguntas esto? Porque él no ha hecho de oro los ojos de su Atenea ni el resto de su cara, como tampoco sus pies ni sus manos, como debería haberlo hecho para darles más belleza, sino que los hizo de marfil; evidentemente, él pecó por ignorancia al desconocer que el oro embellece todos los objetos a los que se aplica.
(PLATÓN. Obras completas, 1966)

EL PARTENÓN DE ATENAS
(447-438 A. C.)

El Partenón (término griego que se podría traducir como "cámara de las vírgenes") es una de las obras más emblemáticas y bellas del arte griego, entre otras muchas cosas, por la armonía de sus proporciones. Sus arquitectos fueron Ictino y Calícrates, de este último sabemos que colaboró en la mayor parte de los trabajos promovidos por Pericles en relación con la Acrópolis. La unión de dos de los personajes más ilustres y brillantes del momento, Pericles y Fidias, permitió que una ciudad secundaria como Atenas se convirtiese en una de las más bellas de toda Grecia.

Sobre las ruinas de un edificio anterior, en el corazón de la Acrópolis y, más elevado que el resto de las construcciones que formaban parte de ella, se construyó el Partenón con mármol pentélico, excepto los cimientos, que son de caliza. Tiene una cella bastante grande en cuyo interior existía una doble columnata a través de la cual se podía contemplar la imagen crisoelefantina de la diosa Palas Atenea de casi doce metros de altura, de la que aún quedan huellas en el suelo de la cella. Detrás de ésta encontramos el opistodomos, de grandes dimensiones, aunque no sabemos con exactitud la razón por la cual es algo más grande que el de otros templos griegos.

En la fachada principal se dispusieron ocho columnas dóricas, y en las laterales diecisiete con los fustes surcados por aristas vivas. Aquí se aplicaron todas las correcciones ópticas de las que ya hemos hablado al comentar las características generales de la arquitectura griega, es decir, se curvó el estilobato y el entablamento, se engrosaron los fustes de las columnas, que a su vez, también se inclinaron ligeramente hacia el interior y se variaron las distancias de los intercolumnios, todo para que la percepción del templo fuese absolutamente perfecta ante el ojo humano para el que había sido concebido. Antes de finalizar con el apartado dedicado a la arquitectura, debemos precisar que el Partenón estaba íntegramente pintado en vivísimos colores, y no totalmente blanco como lo podemos ver en la actualidad.


Al tiempo que se construía el Partenón se esculpían, bajo la escrupulosa dirección de Fidias que seguía el programa temático establecido por Pericles, los relieves que lo iban a decorar. Él se ocupaba de hacer los moldes en yeso o en arcilla que más tarde sus ayudantes pasaban al mármol. Plutarco afirma acerca de la realización de las esculturas del Partenón: "A medida que se alzaban los edificios con sus regias proporciones y su forma y su gracia insuperables, los artesanos rivalizaban entre sí para que la belleza artística realzara la calidad de su trabajo. Lo más admirable fue la rapidez de la construcción. Todos creían que cada una de ellas requería el paso de muchas generaciones para completarse. En cambio, todas se terminaron completamente gracias al entusiasmo de una administración". En el frontón de la fachada occidental aparecía la lucha entre Atenea y Poseidón por el patronato de la ciudad. Por los textos de Pausanias sabemos que en el frontón oriental se representó el portentoso nacimiento de la diosa Atenea que emergía de la cabeza de Zeus. Las esculturas de los frontones fueron las últimas en colocarse. Además de éstas, en las metopas del friso exterior, era posible ver la gigantomaquia, es decir, la lucha entre los dioses y los gigantes, la centauromaquia, la amazanomaquia y la destrucción de Troya. Una de las escenas más bellas es el friso de las Panateneas, que recorría el exterior de la naos. Esta procesión se celebraba en honor de la diosa Atenea, y debía de ser muy similar a la que tuvo lugar en Atenas el día que se inauguró el Partenón. La ubicación de estos grupos escultóricos es conocida gracias a los dibujos que, en 1674, tomó el pintor francés Carrer, que acompañaba al embajador de Luis XIV en Constantinopla. 

El estado de conservación actual del Partenón es verdaderamente lamentable. Durante la Edad Media fue convertido en templo cristiano y en 1687, año del sitio de Atenas por los venecianos, se empleaba como polvorín de tal modo que una granada estalló contra el Partenón, haciéndolo explotar en pedazos. Tras este desastroso acontecimiento, las esculturas que aún quedaban fueron vendidas al embajador británico Lord Elgin con el consentimiento del gobierno turco, y posteriormente, en 1816, este las donó al British Museum de Londres.

El Partenón se trató de reconstruir por anastilosis, un tipo de intervención que consiste en recuperar los fragmentos y tratar de reconstruirlos en el lugar que ocuparon primitivamente. En esta restauración se cometieron graves errores que todavía hoy está pagando una de las obras más bellas y significativas del arte griego.

Fragmento del friso del Partenón

No hay comentarios:

Publicar un comentario